viernes, 12 de febrero de 2016

Un Gran Privilegio.

Cristo no nos dejó un privilegio mayor que el de anunciar el evangelio a cada criatura.
Esto es lo que los cristianos primitivos hicieron día y noche. Ellos sanaron a los enfermos, echaron fuera demonios, predicaron el evangelio de casa en casa, en los mercados, en las fuentes de las aldeas, en las encrucijadas, en las calles, en los cultos, en las cárceles y por todas partes que iban.
Ellos no poseían catedrales o edificios de iglesias elaboradas,
para inhibir su incontrolable gozo de ministrar y compartir las nuevas con los que estaban ansiosos de recibir a Cristo. Ellos iban afuera, hacia donde estaban los pecadores para anunciar el evangelio.
Debemos respirar y vivir con un propósito: para compartir el evangelio con todas las personas que nos sea posible y utilizando todos los medios.
Usted no tiene que ser un “ministro ordenado” para predicar el evangelio. Este es el privilegio de todo creyente. Los cristianos no necesitan un llamamiento especial, para aceptar el honor que se les ha otorgado de ser embajadores de Cristo.
Todo Creyente Ha Sido Comisionado¡¡¡ Siendo que cada cristiano ha sido comisionado y llamado, no se necesita un “llamado especial” para ser un ganador de almas. Las instrucciones de Jesús son claras:
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres... Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa” (Mt 5:16; Lc 14:23). Jesús dijo: “...predicad el evangelio a toda criatura”.

Si una nación es 95% cristiana, mientras otra es 95% no cristiana, nuestra alternativa debe ser alcanzar la nación no cristiana.
Si un campo pequeño de granos maduros tuviera cien segadores trabajando en él, mientras uno más grande sólo tiene un obrero, ¿qué campo escogería usted para laborar y salvar los granos? Deberá escoger el campo donde la necesidad es mayor y donde los obreros son menos, para suministrar la necesidad.
Si diez personas estuvieran levantando un tronco, nueve en el extremo menos pesado, y uno en el extremo más pesado, no sería difícil escoger en qué extremo colocar ayuda adicional.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Mr 16:15). Cada creyente es comisionado y llamado. “Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo... según el propósito suyo y la gracia...” (2 Ti 1:9)
ATT. RAKE 

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