martes, 10 de noviembre de 2015

Porque La Cosecha Es Tan Grande

Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos" (Mt 9:37).
"Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor" (Mt 9:36).
a. Jesús Envió Obreros A Los Campos. Cuando Jesús contempló aquellas multitudes dispersas como ovejas sin pastor, ¿qué hizo Él? Él llamó a doce discípulos, les dio p
oder para echar fuera demonios y para sanar a los enfermos, luego, les dio la gran comisión para que fueran a ayudar a recoger la gran Cosecha.
Debido a que la Cosecha era muy grande, escogió a otros setenta obreros, a quienes les dijo: "He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará" (Lc 10:19).
Jesús hizo algo con relación a Su cosecha madura. Él no se sentó a contemplarla y a orar por obreros únicamente. Él salió a buscar obreros en esos mismos campos de la Cosecha.
También podemos ser movidos a compasión por los que todavía no han sido alcanzados por el evangelio. Si nosotros somos “como Cristo”, nos envolveremos en la tarea de hacer algo en pro de compartir el evangelio con ellos.
b. Es Vital Que Salgamos. El ganar almas es realizado allá fuera, donde la gente vive, trabaja y juega. Es urgente que enfaticemos este principio básico en la tarea de ganar almas.
No salimos a pescar a nuestros baños. Si esperamos atrapar los peces, tendremos que lanzar nuestra red en las partes más profundas del mar, lago u océano. Colocamos la carnada en el anzuelo que atrae a los peces, y lo tiramos al río o lago: allá afuera, donde se supone que hay peces.
Cosechamos nuestras plantaciones o sembrados allá en los campos, allá afuera donde sembramos las semillas, y donde los tallos, con las espigas llenas de granos de trigo, se levantan ya maduros para ser cosechados. Muy raras veces ganamos almas dentro de las cuatro paredes de nuestras iglesias locales.
A fin de cosechar a los no convertidos, es vital que salgamos a llevar nuestro testimonio fuera de nuestros santuarios, hacia los mercados, hacia las calles, a las cárceles, hospitales, hogares, allá afuera entre ellas. A esto llamamos evangelismo.

Los hindúes no van a la iglesia. Los musulmanes no entran a un templo cristiano. Los budistas y otros religiosos no entran a un servicio de adoración cristiana. Las personas sin afiliación religiosa no concurren a la iglesia.
Es necesario que salgamos fuera: “...por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar...” (Lc 14:23).
Hay un elemento de urgencia cuando llega el tiempo de la cosecha. Si los frutos no son recogidos rápidamente, toda la cosecha podría perderse en el campo.
Las tormentas pueden venir y causar daño al trigo o al maíz. Si no se cosecha rápidamente, el fruto puede madurarse demasiado y pudrirse.
Pablo pasó su propio sentido de urgencia sobre los demás cuando dijo: “Pero esto digo, hermanos; que el tiempo es corto...” (1 Co 7:29).
Si realmente queremos cosechar la siembra madura de nuestra generación, el secreto está en volver a descubrir la urgencia, pasión y celo de la Iglesia primitiva. Aquellos cristianos salieron por todas las ciudades y aldeas en constante búsqueda de las almas perdidas, aun al riesgo de sus propias vidas. A eso es lo que catalogamos como ser igual que Cristo, esto es cristianismo genuino.
c. Movilizándonos Para Evangelizar. Como líder de la Iglesia, es su deber comenzar el proceso de orar, movilizar y planificar, cómo ganar las almas perdidas. El orden en el ministerio de Jesús fue el siguiente:
1) Ver. Jesús vio la Cosecha (las multitudes de almas) y fue movido a compasión.
2) Orar. Luego oró, como el medio de resolver el problema de obreros para la Cosecha. “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios” (Lc 6:12).
3) Escoger. Después de orar, Él escogió a los obreros, primero doce, y después setenta, a los cuales, entrenó y envió al campo a recoger la Cosecha.
Él vio. Ahora Él quiere que nosotros veamos. "...He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega" (Jn 4:35).
Él oró. Ahora quiere que nosotros oremos. "...Rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies" (Lc 10:2).
Él escogió. Ahora quiere que nosotros escojamos. "Buscad... hermanos... varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo" (Hch 6:3).
Este plan de acción es sencillo: Ver, Orar, Escoger, comenzará el proceso del recogimiento (cosecha de almas).
Nuestro Lema: ¡Cada Cristiano Es Un Testigo!